Qué es el Design Thinking y por qué funciona

El «Design Thinking» es una metodología de trabajo que se centra en las personas para abordar la innovación dentro de las empresas y ofrecer una solución a las necesidades de nuestros clientes con la tecnología logrando la satisfacción de esto y garantizando el éxito de las compañías.

Este modo de trabajar y organizarse, facilita y garantiza mejoras extraordinarias dentro de la compañía, asegurando una forma de trabajar más sencilla a la vez que facilita mejores resultados, basándose en el concepto de «tecnología social».

Design thinking, tiene el potencial de facilitar la innovación dentro de cualquier compañía, facilitando y mejorando la creatividad de los equipos y mejorando los procesos de forma radical. Casi todo el mundo ya ha escuchado hoy en día hablar de las metodologías de design thinking y algunas de las herramientas que facilitan estas formas de trabajar, pero lo que muchos aún no han logrado comprender, son las implicaciones del design thinking , sobre algunos aspectos de nuestra forma de ser, como pueden ser «status quo» o las normas de comportamiento como puede ser «así es como se hacen las cosas por aquí», comportamiento que bloquean completamente el ejercicio de la imaginación, y no son realmente compatibles con esta forma de trabajo.

Vamos a evaluar aquí la necesidad actual de las empresas en términos de innovación y el por qué de sus esfuerzos en ocasiones falla. También veremos como algunos comportamientos dentro de las compañías van en contra de la innovación y cómo design thinking puede ayudarnos a explorar y aclarar procesos para desbloquear al equipo y lograr la buscada innovación, de una forma sencilla y garantizando el éxito dentro de nuestros equipos.

Dificultades de las empresas en términos de innovación

Para garantizar el éxito, las empresas necesitan poder abordar tres aspectos principales, que son mejores soluciones, reducir los riesgos y los costes del cambio, y desarrollar el talento dentro de las compañías. Para lograr todo esto, las compañías emplean sus recursos y con frecuencia encuentran algunos obstáculos o barreras para logar conseguirlo.

Mejores soluciones.

Definir un problema que nos podamos encontrar es bastante sencillo, lo que no resulta tan fácil es definir una idea que vaya más allá de lo convencional. Para lograrlo, nos tendremos que realizar algunas preguntas que nos ayuden a facilitar una lluvia de ideas originales, para el problema planteado. Un riesgo al realizar esto, es que algunos equipos pueden no salir de esta fase de exploración de un problema, mientras que los jefes de proyecto se impacienten en encontrar soluciones y acciones en vez de gastar tiempo en preguntas.

Además, es ampliamente aceptado, que las soluciones deben estas basadas en datos de los usuarios. Los estudios de mercado ayudan a las compañías a comprender estos aspectos, pero puede ser difícil para los clientes en algunas ocasiones, saber si les interesa algo que aún no existe.

Y por último, teniendo en cuenta a todas las voces del equipo, para buscar soluciones puede ser difícil de manejar, puesto que puntos de vista muy opuesto pueden deteriorar el equipo de trabajo y derivar en debates interminables que dividan al equipo.

Reducir los riesgos y los costes.

La incertidumbre es un aspecto que no se puede evitar cuando hablamos de innovación y es por esto por lo que cuando se innova puede aparecen un gran abanico de opciones, y esto puede ocasionar que se pierda el objetivo y que se comiencen a destinar demasiados recursos. La mejor manera de manejar esta tensión es dejar ir las «malas ideas» y centrarse en el objetivo por el cual comenzamos a trabajar. Esto podrá escalarse más tarde, y el «cajón de sastre» de ideas siempre puede volver sobre la mesa, si los datos nos indican que es necesario.

Como managers, hay que dejar ir las ideas que no llevan a ningún punto, aunque desafortunadamente, esto puede ocasionar que se «mate» la creatividad argumentando que hay riesgo en esas opciones o que esas ideas no llevan a ningún sitio, y facilitar las ideas más sencillas, que no aportan muchas innovación.

Desarrollo del talento.

Ningún proceso de innovación, será exitoso sin las personas que integren los equipos de trabajo dentro de una compañía. Es decir, son los empleados los que facilitan y logran la innovación dentro de las empresas, por lo que la mejor ruta a seguir para ofrecerles soporte en los procesos innovativos y garantizar el proceso de generación de ideas es involucrarse en estos equipos. El peligro de involucrarse puede ser que si hay gente con ideas muy diversas, y con puntos de vista muy encontrados, pueda generarse caos y tensión dentro de los equipos de trabajo.

Es necesario trabajar en detectar estas tensiones que puedan surgir, y generar entornos de trabajo eficientes, garantizando la variación y la exploración de nuevas rutas para garantizar el éxito.

La metodología de design thinking es una buena solución para estos problemas aquí planteados.

Etapas del Design Thinking.

La metodología de design thinking es muy sencilla y clara, y puede comenzar a implementarse en cualquier equipo de trabajo de una forma muy fácil. Hay diferentes aproximaciones, pero generalmente abarca los siguientes 5 pasos:

Empatizar

Lo primero que tenemos que hacer es poner el foco de atención en el usuario. Debemos centrar nuestra información primordial en las personas y lo que experimentan en relación a un tema concreto directamente relacionado con nuestro producto, servicio o la operación de negocio. Algunas de las técnicas o herramientas que podemos usar son las entrevistas, los focus group, etc.

Definir el problema

Después de conseguir toda la información en la primera fase pasamos a definirla en esta. Sin duda, esta es una de las fases más difíciles, ya que hay que seleccionar lo especialmente relevante para poder trabajar en un único camino.

Definir es anticiparse a dónde se pondrá el foco en la siguiente fase.

Idear las posibles soluciones

Esta es la fase de la búsqueda de soluciones. Para ello se necesita mucha imaginación y utilizar técnicas que fomenten la creatividad. Es bastante útil la utilización de brainstorming o mapas mentales.

Prototipar modelos

Una vez llegados a este punto debemos hacer un diseño de la solución y tangibilizarla con un prototipo físico o digital. Es esta fase, también es posible generar ideas nuevas.

Evaluar y testear los prototipos

En esta etapa el usuario va a poder interactuar con el prototipo y en la que nosotros podremos obtener retroalimentación de su parte para realizar las mejoras oportunas.

No podemos olvidar que este proceso se puede volver repetitivo, puesto que puede darse el caso que al usuario no le satisfaga el prototipo.

Para poder llevar a cabo este tipo de planteamiento es muy importante que el espacio de trabajo sea una oficina flexible, cómoda y que aporte un valor añadido al proceso.

Fuentes:

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